Un «Refugio» Kamikaze

Por María Zozaya

Miguel del Arco consigue comenzar una pieza teatral criticando la corrupción política sin que el público decaiga en el desánimo de la realidad.

Provoca que sólo quiera oir las siguientes palabras donde se esconden las contradicciones de una clase política que oculta sus engaños bajo el vocabulario de la democracia.

Dicho vocabulario supone una defensa para los intocables, y para sus detractores, el refugio de los males que atesora la civilización contemporánea. Mientras, su desconocimiento para los desprotegidos supone la huida, quienes eligen permanecer en silencio para olvidar los horrores de la humanidad. El frío de la mentira cotidiana encuentra su contraste en el desierto de los refugiados -se Siria, por alusiones-, sin tierra clara donde arraigar, limitados para desenvolverse en un mundo cuyas necesidades son regidas por el nepotismo y la corrupción, que paradójicamente amparan al exiliado de manera temporal.

«Refugio» es la última pieza de Miguel del Arco (1) que representa la compañía Kamikaze en el Teatro Maria Guerrero, del Centro Dramático Nacional de España (2).

Es interpretada de manera magistral por Israel Elejalde, quien encarna un político frío cuyo desmoronamiento es estremecedor al mismo tiempo; por un Raúl Prieto que muestra al refugiado del mundo y de ningún lugar al mismo tiempo; por dos hijos rebeldes nacidos de las contradicciones de quienes crítican a la sociedad del bienestar (Macarena Sanz y Hugo de la Vega). Se trata de un elenco singular donde algunos se pierden en la desidia, como la antigua diva alcoholizada representada por Beatriz Arguello, o el papel de una madre que desiste de salvarla, Carmen Arévalo; mientras, María Morales representa con ímpetu a una muerta que intenta salvarse del hundimiento.  Sólo puede conseguir luchar contra estos males desde la crítica el equipo de la compañía «kamikaze«, que ya ha cosechado numerosos aciertos y triunfos, como la actualización de «El misántropo» de Moliére, o los actores en busca de autor en «la función por hacer«.

La escenografía del refugio es uno más de los aciertos. Un cubo hermético donde se encierra una familia perseguida por los paparazzis, cuando los escándalos de la corrupción pública se cuelan por las rendijas de sus ventanas en un asfixiante ataque sicológico. Recuerda al cuadrado claustrofóbico que usó Veronesse en Mujeres soñaron caballos, en donde la bombona de oxígeno parece a punto de estallar. En «Refugio» se ve acompañado de una serie de recursos técnicos e ilusorios que llevan al espectador a dos mundos, al del componente utópico y falso de la democracia, y al de la búsqueda de un refugio propio antes de intentar acabar con los males que nos destruyen.

Referencias:

(1) Miguel del Arco cuenta, entre otros, desde los conocidos premios Max por su magnífica «Veraneantes» hasta con el galardón del Premio Valle Inclán por su obra «Juicio a una Zorra«.

(2) El equipo artístico lo componen, en el texto y la dirección Miguel del Arco, la escenografía de Paco Azorín, la iluminación de Juan Gómez-Cornejo, el vestuario de Sandra Espinosa, la música de Arnau Vilà, la video creación de Miquel Ángel Raiò, y el diseñode sonido, que termina con un apotéosico «Lacrimosa», de  Sandra Vicente. Actualmente tienen su sede principal en el antiguo Teatro Pavón.

Citar esta reseña:

María Zozaya, «Refugio Kamikaze», TearTres, Teatro y Artes Contemporáneas, ISSN 2444-7374, 02-05-2017.

https://teartres.wordpress.com/2017/05/02/un-refugio-kamikaze/

 

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